Honda nos emplazó en Barcelona para darnos la oportunidad de tener una toma de contacto con las versiones retro de dos de sus motos más emblemáticas: la Monkey y la Super Cub; esta última, por cierto, cumpliendo sesenta años de producción ininterrumpida.
La Super Cub es, posiblemente, el modelo más importante en la historia de Honda. Ahí están sus 100 millones de unidades vendidas, en las diferentes versiones.
Aquí no llegó nunca. Cosas del proteccionismo y la prohibición de importar motos japonesas. Lo más parecido que tuvimos fue aquella simpática Hondita PC 50 ensamblada bajo licencia por Serveta en Éibar.
Para tener a la Super Cub, hemos tenido que esperar sesenta largos años, aunque en honor a la verdad, Honda España ha venido comercializando algunas derivaciones. Me refiero a la Innova y la Wave. Pero esta Super Cub es algo más que una sencilla y económica propuesta. Se trata de una edición especial, con un diseño refinado, con unos acabados de lujo, con un acoplamiento de las piezas exquisito y en la que han tratado de seguir, lo más fielmente posible, su diseño primigenio. Eso sí, aplicando los recursos tecnológicos del siglo XXI.
Por sus precios, 4.100 euros para la Monkey y 3.650€ para la Super Cub, queda claro que se dirigen a un público un tanto particular. Los que estén pensando en un 125 para el día a día, tiene en Honda una amplia gama de scooteres capaz de satisfacer cualquier necesidad, desde el sencillo y resolutivo Vision, pasando por el genial y eficiente PCX, siguiendo por el ya mítico Scoopy, hasta llegar al distinguido Forza.
La Monkey se dirige a un público dinámico, sin complejos y de espíritu desenfadado. La Super Cub, a uno más formal, que valora el modelo por como es, por lo que fue y por lo que sigue siendo: una de las pocas motos que ha sido capaz de ir más allá del tiempo y de las modas. Y digo moto porque, con sus llantas de 17″ y su transmisión de cuatro velocidades, me cuesta reconocerla como un scooter.
Jornada por Barcelona
Honda, teniendo en cuenta las singularidades de estos modelos, nos preparó una toma de contacto que se salió un poco de lo habitual. Partimos de Hospitalet, en dirección a Barcelona, para recalar en el local Mag By El Magnífico situado en el Born. Allí tuvimos la oportunidad de disfrutar de una original experiencia: una cata de cafés de diversas procedencias. Interesante.
De ahí partimos hacia el SkatePark la Mar Bella, en la Villa Olímpica, donde nos esperaba otra sorpresa. Ni más ni menos que Sergio Layos, rider de Red Bull, que nos dejó a todos con la boca abierta. No solo por los saltos y las piruetas, también por la elegancia y la facilidad con la que ejecutaba los movimientos y los aterrizajes. Ya lo decía Oscar Wilde, el arte es fácil o imposible. Sergio, que tuvo la oportunidad de moverse con la Monkey, nos contaba que le había encantado por su ágil y divertida conducción.
De la Villa Olímpica nos fuimos, en dirección al Poble Nou, a otro local muy especial: el Roc35, una antigua harinera trasformada en taller gastronómico. Picamos algunas exquisiteces e incluso pudimos ver cómo las elaboraban.
En el local, sobre un caballete, había una preciosa lámina con un dibujo de la Monkey y la Super Cub. Era obra de Hugo, diseñador gráfico, que estaba dándole los últimos retoques de color a mano alzada.
A llegar los cafés, Sergio Armet, conocido preparador y fundador de Kiddo Motors, nos contaba cómo estas dos motos se han convertido en verdaderos iconos de la customización. Con ellas, nos decía, se ha hecho de todo: choppers, trail’s, motos de velocidad y todo tipo de fantasías de difícil clasificación. Una fiebre propiciada por sus económicos costes de adquisición y por la importante industria auxiliar desarrollada a su alrededor en la que, incluso, encontramos a prestigiosos preparadores como Yoshimura, que ofrece kits de potenciación (carburadores, escapes, culatas, etc.) capaces de llevar al sencillo mono cilíndrico de 4T a superar los 30 CV. Ayer, por curiosidad, consultando su web, vi que ya tenían un escape específico para esta Super Cub Retro. De locura.
Durante la jornada nos fuimos alternando en la conducción de los modelos. De la Super Cub os hablaré con más detenimiento en una prueba a fondo que realizaremos en breve. Pero ya os adelanto que me ha encantado, por su tacto, por su ergonomía y por la facilidad de su manejo, aunque un manillar un poquitín más estrecho hubiera puesto la guinda para desenvolverse con mayor fluidez entre los coches parados en los semáforos.
La Monkey me ha sorprendido. No me esperaba encontrar una moto tan pequeña con semejante estabilidad y cuajo dinámico. Buenos frenos. Un motor perfectamente dimensionado y una ergonomía muy estudiada que me hizo estar comodísimo en todo momento. El desarrollo de la primera me pareció más bien larguito. Supongo que para evitar que, con esa corta distancia entre ejes, caigamos en la tentación de ir haciendo caballitos de forma recurrente. En fin, divertida no, lo siguiente. En cualquier caso, de este modelo ya lo ha dicho todo nuestro estimado compañero Jordi Hernández, tras probarla a fondo recientemente en esta web.
En resumen: una jornada especial, con dos motos especiales, con las que Honda, al menos en Europa, quiere dirigirse a personas que se salgan un poco de lo común. Personas que vean en ellas algo más que una moto de 125 con la que resolver sus necesidades de transporte, que también.
Fuente:motos.net