El concepto AVTR es la visión de Mercedes-Benz de un mundo donde el automóvil y el ser humano se fusionan en favor del medio ambiente y el bienestar individual y social. Después verlo en vivo como la estrella del Consumer Electronic Show en Las Vegas en enero, ahora hemos tenido el privilegio de poder conducirlo.

Su nacimiento se remonta a una época en la que el mundo sólo conocía las pandemias por el cine, en la que Mercedes-Benz, junto a la productora de dos de los mayores éxitos de taquilla de la historia del cine (Titanic y Avatar), sorprendieron con un vehículo 100% eléctrico, potencialmente 100% autónomo y que, como ningún otro antes, proponía, una fusión entre el ser humano y el vehículo y entre estos y su entorno. 

Era enero, en Las Vegas, y casi no podía creer lo que mis ojos me mostraban cuando el CEO de la marca alemana, Ola KalleniusJames Cameron y John Landau (respectivamente director y productor de la película Avatar) subieron al escenario de la feria del paraíso de juego con una máquina de cuatro ruedas que caminaba (esa era la sensación) de lado, como los cangrejos

Para los menos interesados en el séptimo arte, la asociación con Avatar, el taquillazo de 2009 podría no tener mucho sentido: al final, la obra maestra del dúo Cameron/Landau se había estrenado en los cines (con un presupuesto de 280 millones de dólares que luego se multiplicó por 10 en ganancias) 10 años antes. 

Pero los cinéfilos si saben que hay cuatro secuelas en preparación y que cada una se estrenará en las salas de cines de todo el mundo en la semana anterior a Navidad de 2022 (Avatar 2), 2024 (3), 2026 (4) y 2028 (5). Y si un derivado de este concept car, de producción en serie, llegara a las carreteras públicas al mismo tiempo (incluso en 2028), además de ser una buena señal su contextualización tendría perfecto sentido.

Este Vision AVTR formará parte de las secuelas de Avatar, la primera de las cuales está prevista para 2022

Incluso antes del estreno de los futuros capítulos, Avatar sigue siendo considerado el máximo exponente del cine en la presentación del futuro virtual: la trama se ubica en Pandora (una de las lunas del planeta Polifemo), en el año 2154, y en él los colonizadores humanos y los Navi, humanoides nativos, entran en guerra por los recursos del planeta y la preservación de las especies. Un escenario que nos parece cada vez menos de ciencia ficción y como algo más cercano, o incluso actual en determinados debates políticos.

De la misma forma que en Pandora los cuerpos híbridos Navi-humanos, creados por ingeniería genética, sirvieron para la interacción entre las dos especies, este Mercedes Vision AVTR es una anticipación de lo que podría ser un vehículo de transporte en el futuro, claramente antes de 2154, en el que el ser humano se fusiona un poco con la máquina que lo transporta

Pero así como James Cameron tuvo que esperar a que los avances tecnológicos le permitieran cumplir con su visionario guion que comenzó a garabatear en 1994 (justo después de que Titanic, su mayor éxito hasta entonces, llegara a los cines), Mercedes-Benz también es consciente de que lo que este vehículo promete es meramente conceptual, pero con posibilidad de convertirse en realidad a largo plazo

Comenzando por la total neutralidad con el medio ambiente: «En 2039, Mercedes-Benz será una empresa 100% neutra en carbono en la producción de sus vehículos/motores en Europa, Estados Unidos y Japón, un objetivo que se extenderá a los vehículos en circulación hasta 2050 y este concept car trae algunas ideas que harán parte de ese futuro», dice Gordon Wagener, vicepresidente de diseño de Daimler.

«Cuando tuvimos las primeras reuniones con Cameron acordamos que tendría sentido crear un vehículo que promoviera una nueva relación entre el ser humano y la máquina», agrega Wagener, para quien el AVTR es una clara demostración de que cualquier marca de lujo debe acelerar su sostenibilidad, «porque cada vez más quienes no muestran respeto ambiental y social difícilmente tienen el respeto de los demás».

Por fin al volante del Mercedes Vision AVTR

El 6 de enero de 2020, en su primera aparición mundial en Las Vegas (y, en realidad, la única hasta la fecha), el Vision AVTR ya tenía su agenda llena de compromisos en los cuatro rincones del mundo cuando la llegada del coronavirus le negó el protagonismo. Los principales salones mundiales del automóvil han ido cayendo como piezas de dominó (Ginebra en marzo, Pekín en abril…) y se ha prohibido cualquier evento promocional físico en esta industria, por lo que su existencia, además de ser futurista, se ha vuelto completamente virtual, digital. Al menos hasta el momento en el que se nos dio la oportunidad de tener una breve experiencia conduciéndolo.

Sus ruedas pueden girar 30º sobre sí mismas, permitiendo al AVTR rodar lateralmente imitando los movimientos de un cangrejo

Al llegar a un aeropuerto militar de Baden, 100 km al oeste de Stuttgart, nos dicen que el «ser» está dentro del hangar para mantenerlo alejado de miradas indiscretas y a una «temperatura corporal» moderada. Ahí es donde vamos sin demora. 

Una vez abiertas las pesadas puertas del pabellón de metal… efectivamente ahí está, con sus fibras ópticas latentes que erupcionan en el morro, los costados y la zaga como fibras nerviosas, conectando el exterior con el interior y también haciendo visibles en las ruedas los flujos de energía (en azul en circulación y en rojo en las frenadas). Todo recuerda a la bioluminiscencia de la naturaleza nocturna de Pandora, donde muchos seres vivos y plantas brillan por la noche.

Lo cierto es que los seis meses que han pasado desde su bautismo en Las Vegas no le han quitado ni un ápice de espectacularidad al diseño: resulta intrigante por no tener puertas ni ventanas, pero es el aire de reptil reforzado por las 33 válvulas biónicas con aire de «escamas», incrustadas en las espaldas del AVTR (que se mueven en la misma dirección que la aceleración longitudinal y transversal del AVTR) lo que eleva su dramatismo. Éste crece al acceder a un interior que se asemeja a un capullo y que completa la sensación de que estamos ante una máquina del tiempo… o un ser vivo motorizado.

Gordon Wagener, el gran jefe de estilo de Mercedes, lo explica todo: «Hemos puesto todo el foco en materiales orgánicos y funciones que recuerdan a organismos, como las mini puertas transparentes, que suben en lugar de abrirse. Por otro lado, el salpicadero simboliza el «Árbol de las Almas» el lugar más sagrado para los Navi, y es una superficie de proyección de imágenes en 3D del exterior que nos rodea, muchas de las cuales solo podrían ser captadas/vistas por un ser volando» y eso termina por establecer la conexión visual con los ocupantes, al mismo tiempo que hay espacio para ver lo que hay en la carretera frente al vehículo. 

Aquí, en los terrenos deshabitados del aeropuerto militar, el paisaje es mucho menos agradable que el de las montañas Huangshan de China, del árbol Hyperion de 115 metros de altura en Estados Unidos o de la sal rosada del lago Hillier en Australia (las imágenes que se proyectaban en el concept car en su revelación mundial). Pero las emociones son intensas ahora también porque seremos de los primeros en conducir el AVTR.

Tras los primeros minutos a sus mandos comienzan a formarse gotas de sudor en nuestra frente, señal de que las amplias superficies acristaladas de este platillo volante con ruedas no tienen material de aislamiento acústico, como es natural en un concept car. Pero los capullos se suponen acogedores y protectores y este, todo hecho con materiales orgánicos o veganos (asientos de cuero sintético, piso del coche de Karuun ratan, un material sostenible hecho de los tallos huecos de las palmeras), es todo eso y más. 

La idea de que todo está conectado con todo se ve reforzada por el reposacabezas trasero que se inclina hacia el delantero, en el cual el conductor se sienta en algo que parece más un sofá lounge que un asiento de coche. El vehículo mide los signos vitales de los ocupantes y ajusta el clima y la iluminación como una especie de organismo simbiótico.

En el Vision AVTR ni siquiera hay superficies táctiles, y mucho menos botones, que pertenecen a la prehistoria. Si uno levanta la mano derecha, tendrá una proyección en la palma con la que podrá controlar los elementos individuales del menú. 

Una proyección en la palma de la mano nos permite controlar las funciones.

Olvídese también de que existen volantes o pedales porque el movimiento del vehículo está controlado por una interfaz esponjosa, con un aspecto y un toque orgánico, que permite acelerar, frenar y girar, pero que también capta la frecuencia cardíaca a través de la palma de mano del usuario, lo que crea la sensación de que estamos siendo transportados por un ser vivo del que también somos parte, haciendo evidente, una vez más, esa fusión entre hombre y máquina.

Si se empuja el joystick ligeramente hacia adelante con la palma de la mano, el OVNI de dos toneladas comienza a moverse silenciosamente. Para frenar, la manija orgánica debe tirarse hacia el centro o incluso hacia atrás, en este caso para invertir la dirección de desplazamiento. Y aunque se trate de un laboratorio (muy caro) sobre ruedas, el vehículo se mueve con facilidad… al menos hasta los 50 km/h, la velocidad a la que estamos autorizados a «viajar en el tiempo». 

Con sus futuras funciones autónomas también será posible optar por dejar la interfaz esponjosa incorporada en su base y delegar la conducción en el propio Vision AVTR, que se transforma en coche-robot en modo Confort (como punto intermedio se puede optar por controlar solo la velocidad y el coche se ocupa de la dirección).

Con este mando tipo joystick se maneja el AVTR... si queremos conducir.

Hay cuatro motores eléctricos, uno en las proximidades de cada una de las ruedas, que generan 350 kilovatios (475 CV) de potencia, y cada rueda se acciona (movimiento y rotación) individualmente. Es una solución interesante, principalmente por la articulación especial que permite que cada rueda gire en un ángulo máximo de 30 grados, lo que puede dar lugar a un movimiento lateral muy similar al de los cangrejos. Para el conductor, simplemente hay que inclinar la interfaz hacia un lado para tener una experiencia de locomoción nunca antes vivida. Y mucho más divertida también.

No menos importante de cara al futuro más cercano, las baterías de 110 kWhprometen cubrir 700 km con una sola carga (y más rápida), al igual que el EQS(que también pudimos experimentar hace unos meses), lo que indica de alguna manera que es el mismo acumulador de energía de ese buque insignia de la gama eléctrica de Mercedes. que llegará al mercado antes de finales de 2021. Las baterías están libres de metales raros (nada de níquel o cobalto). utilizando una innovadora química de grafeno basada en células orgánicas, totalmente reciclables.

Aunque pueda parecer un sueño lejano, el Vision AVTR contiene principios que podremos ver en los coches de carretera dentro de una o dos décadas, otros a corto plazo. Un papel que jugará con tanta seguridad como el de un personaje en uno de los próximos episodios de Avatar.

Fuente: Marca .com