¿Qué tienen en común un Dodge Viper y un Ford GT? Aunque en teoría podríamos considerar a ambos coches como rivales directos dentro del amplio segmento de los superdeportivos, lo cierto es que ambos coches, ahora y siempre, no han podido estár más alejados en cuanto a su filosofía. Sin embargo, ahora hemos descubierto un secreto que los relaciona intimamente, pues aunque pueda sonar a herejía, un intento fallido de reinventar el Dodge Viper sirvió para dar vida al Ford GT de 2005.
El Dodge Viper es uno de esos coches que desde su lanzamiento siempre ha estado rodeado de leyendas y curiosidades en tanto a su desarrollo. Se trata de un coche bastante peculiar para el mercado norteamericano, buscando ser una reinterpretación del deportivo europeo a la americana con bastante éxito de crítica y ventas, por lo menos hasta su última iteración donde el mercado nunca acompañó al Viper como en otras generaciones. Así, el Dodge Viper dejó el mercado el 31 de Agosto de 2017 con 5 evoluciones y muchos secretos aún por confesar.
Según cuenta Hagerty, en el momento de desarrollar la tercera evolución del Dodge Viper a mediados de los ’90, el por entonces vicepresidente de ingeniería de Chrysler Francois Castaing y el responsable de plataformas para turismos Chris Theodore, impulsaron un equipo de trabajo para convertir el Dodge Viper en un deportivo de motor central. El objetivo era mejorar la dinámica del Viper en su guerra contra el Chevrolet Corvette y el Ferrari F355, desarrollando un coche completamente diferente en el planteamiento del Viper original, pero siendo capaz de seguir usando algunas piezas del Viper que aún estaba en el mercado.
Tal fue el empeño de este equipo de trabajo que llegó a contar con 8 ingenieros dedicados a tiempo completo, llegando a construir hasta 3 modelos a escala. Incluso se valoraron diferentes opciones de colocación del motor V10 en función de la ubicación de la caja de cambios, un aspecto crucial dadas las limitaciones que impone un coche de motor central en tanto al espacio disponible para el habitáculo. Pero la prioridad siempre estuvo en mantener los costes todo cuanto fuese posible, algo que consiguió cumplirse con una diferencia entre versiones en el entorno de los 10 millones de dólares para dar vida a la tercera generación del Viper.
El resultado de este grupo de trabajo fue un Viper que aumentaba su batalla, adelantaba el habitáculo, reducía la altura al suelo para los ocupantes y rebabaja también la altura de su capó delantero. Un diseño de deportivo de motor central para que nos entendamos, nada que ver con el concepto del Viper con un habitáculo muy retrasado por culpa de un enorme capó que da cobijo a un también inmeso V10. Aún así, el proyecto de reinventar el Viper consiguió transplantar sin modificaciones la suspensión delantera, el sistema de dirección y el motor V10. Todo aquello era un “frankenstein”, pero daba la oportunidad a Chrysler de dar un puñetazo sobre la mesa.
Con todo, el proyecto maduró y llegó el momento de ser presentado a los directivos de Chrysler en Octubre de 1996. En una presentación realizada por Theodore para Bob Lutz (presidente de Chrysler) y Tom Gale (responsable de diseño de Chrysler), el Dodge Viper de motor central fue demostrado en sus modelos a escala en madera y arcilla, explicando los cambios introducidos y los costes que conllevaría su producción. El resultado no fue el esperado y tanto Lutz como Gale no salieron convencidos de aquella presentación. Theodore y su equipo recibieron la negativa con frustración, sin embargo el proyecto se mantuvo en standby de cara a una futura revisión, aunque fue con la llegada de Daimler en 1998 cuando el Viper de motor central fue archivado de forma definitva.
Un Ford GT inspirado en el Dodge Viper desconocido
Tiempo después, Chris Theodore dejó Chrysler para unirse a Ford, cambio que no impidió el que se siguiese lamentando por no haber conseguido sacar adelante el proyecto del Viper con motor central. Sin embargo, aprovechando su experiencia en aquel fallido intento y descubriendo los intentos que ya habían surgido en Ford para recuperar el Ford GT40, en 1999 aprovechó un viaje en avión con los máximos directivos de Ford para exponerle su idea de crear un deportivo de motor central que rindiese homenaje al clásico de la marca.
En Ford no se lo pensaron dos veces y dieron luz verde a la idea planteada por Theodore. Por fin, aquel sueño de fabricar un deportivo de motor central llegaba a buen puerto, aunque eso sí, su llegada al mercado tampoco sería fácil ya que el nuevo Ford GT tuvo varios altibajos en su desarrollo hasta que finalmente vio la luz en 2005.
Fuente: DiarioMotor