Tras probar el nuevo Focus y descubrir sus excepcionales aptitudes dinámicas, gracias a un chasis sencillamente soberbio, estábamos deseando que Ford lanzase sus clásicas versiones deportivasST y RS para comprobar de lo que realmente es capaz con unos motores a su altura. La primera en llegar ha sido la variante ST, a la espera que en 2020 lo haga la más radical de la familia.
El Ford Focus ST se ofrece con dos versiones: una diésel de 190 cv y otra gasolina de 280 cv que se posiciona como el actual tope de gama. Ambos propulsores son turbo y de cuatro cilindros. El diésel es un 2.0 EcoBlue con 190 cv y 400 Nm de par motor acoplado a una caja de cambios manual de seis velocidades, con el que el Focus ST acelera de 0 a 100 km/h en 7,6 segundos y alcanza los 220 km/h. Altas prestaciones para un consumo de tan sólo 4,8 l/100 km.
La versión gasolina se basa en el motor 2.3 litros EcoBoost de 280 cv y 420 Nm de par motor. Más allá de disfrutar de un alto caballaje y un par inusual en este tipo de motores, el motor fabricado en la planta valenciana de Almussafes ofrece un rendimiento excepcional gracias a otros elementos como el doble tubo y el efectivo sistema anti-lag. Este bloque puede ir unido a una caja de cambios manual de seis relaciones y, opcionalmente, a un cambio automático de convertidor de par de siete velocidades.
En la presentación del Focus ST tuvimos la ocasión de probar la versión gasolina de 280 cv con cambio manual que se comercializa desde 35.150 euros, único precio que ha desvelado Ford hasta la fecha. A primera vista este modelo deja intuir sus prestaciones, pero sin estridencias. Lo más llamativo es el alerón trasero y la doble salida de escape posterior, que por cierto nos encanta ya que son simplemente dos grandes circunferencias que no recurren a innecesarias formas raras ni falsos cromados. Parachoques más voluminosos, unos faldones laterales o unas llamativas llantas de 19 pulgadas, además de los colores exclusivos Azul Performance ST y Naranja Fuego, se encargan de dar un toque más deportivo pero elegante al Focus ST.
El interior sigue la misma línea de discreción del exterior, ya que tan sólo se distingue de un Focus convencional por elementos como los detalles en símil de carbono del salpicadero, los pedales de aluminio o unos excepcionales asientos Recaro que ofrecen una inmejorable sujeción lateral sin perjudicar el confort. Como no podía ser de otro modo, el ST ofrece tanto de serie como opcionalmente un equipamiento tecnológico digno de un tope de gama con los sistemas más punteros de la firma del óvalo en seguridad, ayudas a la conducción, conectividad e infoentretenimiento.
EN MARCHA
Ford nos preparó para la prueba dinámica un recorrido de cientos de kilómetros por los magníficos puertos de montaña de Niza, donde pusimos a prueba los límites del Focus ST. Una dura prueba que superó con un resultado sobresaliente. Y es que se nos hizo muy complicado ponerle un sólo pero a este coche tras completar el recorrido.
Nada más situarnos en el asiento activamos el modo Sport desde el botón de función directa situado en el volante multifunción. Con éste se endurece la dirección, se agudiza la respuesta del pedal de acelerador y se potencia el sonido del motor, además de endurecer las suspensiones y optimizar el trabajo del cambio, si se disfruta del sistema adaptativo de suspensiones y del cambio automático.
Por encima de éste existe el modo Race en el que se desconectan parte de las ayudas para un mayor control del ‘piloto’. Con el modo Sport el motor empuja con muchísima fuerza desde casi cualquier rango de revoluciones y hasta llegar a la zona roja del cuentavueltas, gracias a su poderoso par motor, a la efectividad del sistema bisurco y a la tecnología anti-lag.
Como conclusión podríamos decir que el Focus ST es un coche ideal tanto para el día a día como para disfrutar de sus prestaciones en carretera.
Fuente: Neomotor.com