John Deere considera que el camino hacia la digitalización del agricultor incluye 5 «paradas imprescindibles»: autoguiado, documentación, prescripción, planificación y automatización para el corte de secciones y dosificación variable.
Producir más, hacerlo de forma sostenible, utilizando menos recursos naturales y preservar el medio ambiente. Son retos que debe afrontar el sector agrícola para responder a una demanda de alimentos que se incrementará por encima del 70% en algunas regiones durante los próximos años, dado el crecimiento estimado de la población.
A estos desafíos, marcados por el pacto verde de la Unión Europea, se suman otros propios del sector como la dificultad de encontrar talento cualificado o el aumento en los costes de producción. Un escenario en el que la tecnología seguirá jugando un papel determinante que envuelve a la agricultura y a la ganadería en una revolución casi permanente desde que hace apenas 200 años irrumpiera el arado de vertedera autolimpiable.
“En los próximos años, viviremos una transformación radical de la producción, incluso mayor que la que supuso el cambio de la mula al tractor. La tecnología es un salvavidas para el negocio de agricultores y ganaderos, pero también para buena parte de nuestra economía y bienestar. La agricultura de precisión brinda la posibilidad de cambiar nuestra relación con el campo, haciéndola más eficiente, más sostenible y más competitiva”, asegura Eduardo Martínez de Ubago, director de Negocio de John Deere Ibérica.
Este proceso de transformación encuentra en la digitalización una herramienta casi imprescindible y John Deere destaca las 5 paradas que afronta un agricultor en el camino:
- Autoguiado. Es el padre del tractor autónomo y el primer paso de la agricultura de precisión. Un sistema de guiado agrícola que permite la conducción automática del tractor. Lo que se traduce en grandes ahorros en combustible, pero también en semillas, abonos, fitos… Un buen sistema de autoguiado te permite trabajar cuando lo necesites, de noche o en condiciones de mala visibilidad y te permite hacerlo cómodamente, sin preocuparte por la conducción mientras la máquina traza líneas perfectas.
- Documentación. Cualquier agricultor es consciente de la importancia de tener todas sus tareas registradas. La diferencia es que el viejo cuaderno de campo ahora es digital. El proceso de documentación tiene lugar a través de máquinas conectadas que, gracias a la tecnología, están captando datos del campo y enviándolos a una plataforma de gestión que arroja información precisa para conocer el estado óptimo del cultivo y tomar decisiones inteligentes, que al final impactan en una reducción de las aplicaciones y de los costes de producción. La importancia de digitalizar el cuaderno de campo es tal que recientemente, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha publicado el real decreto que regulará el nuevo Sistema de Información de Explotaciones Agrícolas en el que se prevé que todos los datos queden unificados y el cuaderno de campo sea totalmente digital.
- Prescripción. Los mapas de prescripción agrícola permiten un ahorro de insumos y una optimización del rendimiento, al utilizar la información recogida en el proceso de documentación para una aplicación selectiva de semilla, fertilizantes o fitosanitarios en una misma parcela. Es la ‘receta’ que permite que nuestra máquina realice una zonificación de la parcela según los parámetros previamente escogidos. De una mejor toma de decisiones, se pasa a una ejecución más precisa y eficiente.
- Planificación. Íntimamente ligada con el punto anterior, la planificación es el resultado de la documentación y la prescripción: anticipa lo que pasará después en el campo y transmite de manera automática la información a la máquina, que se configura sola para llevarla a cabo.
- Automatización para el corte de secciones y dosificación variable. Si en las paradas anteriores hablamos del análisis, con la recogida de datos y la toma de decisiones, ahora es cuando pasamos a la fase de ejecución. Con los mapas de dosificación variable se gestiona la dosis de siembra, controlando la cantidad de semilla aplicada por hectárea, la fertilización de la parcela o la aplicación de fitosanitarios, una de las labores agrícolas que más tiempo consumen y que mayor importancia tienen en el rendimiento final del cultivo. Por su parte, el control y corte de secciones, permite aumentar la eficiencia asegurando que no se producen solapes ni omisiones en ninguna de esas labores.
El acceso a la tecnología es ya una exigencia de los productores. Y una necesidad para ellos independientemente de su tamaño. Según recuerdan desde John Deere, el 95% de las empresas del sector agroalimentario españolas son pymes, de las cuales el 80% tiene menos de 10 trabajadores. Para cualquiera de ellos, ahora basta con un smartphone para utilizar las prestaciones básicas de la agricultura de precisión y comenzar el viaje hacia la digitalización.
Fuente: Interempresas.net