El Honda NSX, el superdeportivo de la marca, se ha caracterizado desde su primera generación por disponer de su motor en posición central, el lugar ideal para cualquier superdeportivo porque favorece el comportamiento ideal del vehículo. Sin embargo, a partir del próximo año la versión de competición del Honda NSX tendrá motor delantero.

Lo que parece desde el punto de vista de ingeniería una aberración es consecuencia de las reglas o, mejor dicho, de la convergencia de las reglas del DTM y de los Super GT japoneses, que han adoptado las reglas de la llamada Clase 1. 

La regla es clara: los coches deben tener motor delantero y tracción posterior. Además, los motores deben ser 2 litros turbo, mientras que las marcas han seleccionado para competir modelos que no ofrecen este tipo de motorización sino motores de más cilindros y de cilindrada superior. 

De hecho, Honda había conseguido una exención estos últimos años para que su Super GT tuviera motor central frente a los Nissan o Toyota/Lexus que tenían motor delantero, pero no la han conseguido para estas reglas nuevas que entran en vigor el próximo año. 

Pese a ello, han conseguido un coche cuya silueta es muy semejante a la del NSX, lo que a priori no parecía objetivo sencillo. Lo presentaron el pasado miércoles, junto a los autos de Nissan y Toyota, el GT-R y el Supra, aunque aparentemente no estaba en condiciones aún de rodar. Por esa razón Honda ha estado ausente del test en el que Nissan y Toyota han probado sus coches en Suzuka el jueves. 

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Como se sabe, este año, a final de temporada, los tres fabricantes nipones alienarán al menos un coche en la última prueba del DTM –4-6 octubre en Hockenheim– y los germanos acudirán a la última carrera del Super GT –Fuji, 22 noviembre–. Todo ello es preparación de un supercampenato conjunto que debe fortalecer ambas categorías.

Fuente: Soymotor